Este es el Tercer Principio hermético. Su lema es:
“TODO ESTÁ EN MOVIMIENTO, TODO VIBRA”.
Empecemos por pensar en la hélice de un avión. Cuando está inmóvil vemos las astas; dos remos de madera fijos a un eje. De pronto se ponen en movimiento, van acelerando y al ratito no vemos nada! Se vuelven transparentes. Esto es lo que ocurre con la alta frecuencia. Por esto mismo es que no vemos a los espíritus desencarnados. Ellos viven aquí en medio de nosotros pero en una frecuencia de vibración diferente a la de nuestros cuerpos de carne y hueso. En cambio la inmovilidad de una roca, que también se mueve en su propia frecuencia de vibración, es porque su rata vibratoria es excesivamente lenta.
El pensamiento positivo vibra a una frecuencia altísima. Sus colores brillantes, claros, luminosos. El pensamiento negativo vibra lentamente y sus colores son opacos. Cuanto más negativos, tanto más sombríos y tanto más bajo el “tono” de su sonido.
El pensamiento positivo, como la mente que está polarizada en plano positivo, no puede ser dominado por una vibración baja, a menos que haya algún concepto o idea negativa “agarrrada” por alguna parte en el individuo. O a menos que el individuo permita que su pensamiento se vuelva negativo. Jesús dijo: “El dios de este mundo viene a mí y no encuentra nada en mí para asirse”. El dios de este mundo es el polo negativo que es lo que impera en la mayoría de las mentes.
El polo positivo, ya lo hemos establecido, es de alta vibración. El polo negativo, de baja vibración. Los sonidos bajos son de vibración lenta. Los sonidos altos, de alta vibración. Los colores oscuros son de bajas frecuencias. Y los colores brillantes de alta frecuencia.
Todo lo que es materia está siempre en movimiento circular. Girando en contorno a algo más grande como los planetas que giran alrededor del sol. Este es el patrón universal para todo lo material.
Los herméticos han enseñado siempre el movimiento vibratorio de la luz, el calor, el magnetismo, la cohesión que es el principio de la atracción molecular que llamamos comúnmente “Amor”, lo mismo que ese gran misterio llamado “la gravitación” o “gravedad”.
Hoy todo el mundo conoce la relación entre el movimiento y el sonido, aunque aún no se ha estudiado en nuestro plano terreno, o sea que aún nadie lo considera de gran importancia. ¿Quién no ha percibido el zumbido de un abanico eléctrico girando a máxima velocidad? La rotación va produciendo diferentes sonidos musicales. Un avión que pasa emite un sonido musical del cual se desprenden varios otros tonos. Estos se llaman “armónicos” como es sabido por los músicos.
Cuando se golpea una nota musical cualquiera, digamos en un piano, repercuten otras dos notas en octavas más altas. Los tonos que suenan son una tercera y una quinta nota del tono golpeado. Esta combinación armónica se llama “el acorde Mayor”, por lo general.
El oído humano no percibe los sonidos que pasan de cierta frecuencia. Cuando algo gira emitiendo un sonido que va en aumento de velocidad, pasada la frecuencia imperceptible para el humano se comienza a ver grados de color, empezando por el rojo oscuro. A medida que aumenta la velocidad el color se va haciendo más brillante, luego pasa al naranja, luego al amarillo, de allí al verde, al azul, al añil y al final al violeta. Si la velocidad aumenta se vuelve blanco, y de allí en adelante suceden los rayos llamados “equis” (X), luego electricidad y finalmente el magnetismo. Más adelante estaremos en planos mentales y espirituales. Einstein decía que mientras más estudiaba la electricidad más cerca se encontraba del espíritu. Para los humanos estas cosas son aún inexplicables. Pertenecen a los planos sutiles donde residen nuestros cuerpos Astral, Etérico, Emocional, Mental y Espiritual. Los estados de ánimo vibran y lanzan al espacio esas vibraciones en sonidos y en colores. Todos los estados mentales se lanzan al exterior del cuerpo que los crea, van golpeando cuerpos afines como hacen los instrumentos musicales, y estas vibraciones afectan en bien o en mal a otras mentes, aumentando los estados emocionales y mentales que están a tono con ellas. Por ejemplo, si alguien se encoleriza, lanza vibraciones de ira, las cuales son atraídas magnéticamente por otro que está también encolerizado, se aumentan unas a otras. El estado emocional va empeorando y se puede llegar hasta el crimen cuando las personas afectadas no tienen el hábito de controlarse.
Los pensamientos e ideas respecto a Dios, sobre los Maestros de Sabiduría, sobre el Yo Superior o sobre todo lo noble y puro tienen vibraciones altísimas. Éstas elevan cualquier vibración menor, pudiendo curar enfermedades, resolver problemas, etc.
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